La diabetes tiene que ser diagnosticada en un laboratorio y tratada por un profesional medico.
En la actualidad existen muchos medicamentos para el tratamiento de la diabetes, sin duda el más recetado para la diabetes tipo 2, en especial en recién diagnóstico es la famosa Metformina.
Su mecanismo de acción en el cuerpo reside en la disminución de niveles glucémicos por aumento de sensibilidad a la insulina y reducción de producción de glucosa hepática. Al mismo tiempo tiene la capacidad de reducir un 14% los niveles de LDL (lipoproteínas de baja densidad) y colesterol en sangre. Puede ayudar a la reducción de peso corporal, lo cual resulta conveniente para aquellos pacientes con sobrepeso u obesidad.
Su manera de ser excretado es 50% vía renal y 50% vía hepática lo cual causa duda en los pacientes del posible daño en estos órganos. Actualmente no existen estudios que sustenten lo anterior, aunado a que usualmente el daño en estos órganos ocurre más bien por descontrol glucémico.
Es un medicamento que también suele ser recetado en casos de prediabetes para contrarrestar la resistencia a la insulina junto con alimentación correcta y ejercicio.
La evolución en el tratamiento médico suele dejar a la Metformina de forma sostenida, es decir, si es el primer medicamento de recetado y se combina con otros medicamentos (antihiperglucemiantes o hipoglucemiantes) o inclusive en combinación con la insulina.
Cuando se tiene un daño renal o hepático considerable, no debe ser suministrado ya que está contraindicado en estos casos.
La patente de la Metformina es de libre uso por lo que se encuentra en versiones genéricas intercambiables (muy baratas) o con marca. Existen algunas versiones de liberación prolongada y la regular se encuentra desde 500 mg, 850 mg hasta 1000 mg y en combinación con otros medicamentos. Por ello el tamaño de la pastilla suele ser muy grande.
Este medicamento sí presenta efectos secundarios gastrointestinales como dolor abdominal, inflamación y diarrea sin embargo el acoplamiento fisiológico debe ocurrir en no más de 6 meses dependiendo de cada persona. Si presentas muchos problemas al respecto, podrías platicar con tu médico sobre alguna otra alternativa. Nunca hagas modificaciones a tu tratamiento por tu cuenta ya que podría ser muy perjudicial para tu salud.
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